Hubo a principios de los 90's una campaña de
Galerias Preciados que rezaba "
¿Quién ha dicho que el otoño es gris?" probablemente la ultima gran campaña que los grandes almacenes realizaron antes de terminar en las garras de
Isidoro Álvarez, el Presidente de
El Corte Inglés y su
"monopolio de
moda", un
monopolio de grandes almacenes al estilo americano pero, rancio, soso, aburrido, con propuestas de moda mas propias de los 70's que de la época actual, pero un monopolio en toda regla.
Aquella campaña de otoño que celebraba el color, de hecho todos ellos, con hojas de árboles secas cayendo mientras una modelo con boina, shorts, jersey de cuello vuelto y medias tupidas saltaba, como
María León, tuvo un calado enorme en la forma de vestir de los españoles. Todo el mundo se rindió a celebrar un invierno lleno de colores que no eran los típicos de esa estación, los rojos, verdes, azules mas rabiosos inundaron las calles como una forma de revelarse contra el frío y lo deprimente de esa estación, tradicionalmente sobria, elegante y contenida.
Observando la colección de Costura para el invierno 2010-2011 de
John Galliano para
Christian Dior me he acordado de aquel spot tan bonito que le daba un gran corte de mangas a la tristeza invernal y brindaba una sonrisa, artificial, pero una sonrisa ante el crudo invierno que se nos venía encima.
En esta colección, Galliano vuelve la vista a un tema muy recurrente en el mundo de la moda y en particular en el universo de la Casa Dior ;las flores. A
Monsieur Dior le volvían locos los jardines ya que creció rodeado de ellos en su casa natal donde su madre, otro tema recurrente en sus colecciones, mimaba las flores y contruía sustuosos jardines
à la mode. Esta colección, soberbia, llena de energía positiva, es una explosión de color y energía. Parece ser que para alegrar un poco la vista y dar a sus clientas de Costura, y a nosotros, los meros espectadores, un poco de color, de energía, de olor a rosas, Galliano se ha rendido, al igual que ya hizo con su anterior colección de Costura, al uso y el abuso de la mezcla de colores . Las flores, que en otro tiempo también utilizaron como tema recurrente sus predecesores como
Yves Saint Laurent,
Gianfranco Ferré y
Bohan ,se convierte ahora en hilo conductor materializado en estampados, bordados, texturas, en los tocados elaborados con celofán de colores con los que se envuelven los ramos de flores, en un soberbio cinturón verde que simula las hojas de un árbol o en la falsa hojaresca que rodea los tacones de las modelos.
El vestido, en todas sus versiones es el protagonista absoluto de la colección, ha presentado un par de abrigos y otras tantas chaquetas de línea Bar, pero la estrella del desfile ha sido el vestido cocktail y el vestido de fiesta palabra de honor con metros y metros de tul sobre las faldas.
Hay uno en particular, estampado, que la audacia del genial gibraltareño convierte el bajo de la falda irregular en forma de una enorme hoja, una cosa maravillosa digna de la mejor Costura pero también de un estudio profundo de lo que quiere ofrecer a sus clientas: calidad, tradición y modernidad.
Creo que Galliano se ha cansado de investigar nuevas siluetas, sus primeras colecciones para la firma fueron una explosión de investigaciones de nuevas siluetas, desde enormes solapas en las chaquetas hasta una revolución en el corte de los vestidos . ¿Se ha cansado de innovar, está falto de ideas? creo que ninguna de las dos cosas. No es momento de extraños experimentos, las mujeres ricas, las de verdad, no las que salen en la tele, las consumidoras de vestidos de Costura necesitan otras cosas para sorprender, que mejor que el color o la mezcla á priori insólita de colores para noquear a las clientas y estimular nuestros adormecidos cerebros no sólo con colores chillones sino con nuevos tejidos y texturas que desafían todos los principios de la física y la razón.
Hace mas de una década que Galliano lidera con mano firme el universo creativo del Dior de este nuevo siglo y él es muy consciente de que ya no tiene edad de ser el
enfant terrible de la moda sobre todo porque lo que tiene entre manos representa un buen puñado de empleos directos e indirectos y varios miles de millones de euros, y no es por nada, no es tiempo para absurdeces. El tiempo del Galliano loco y de los desfiles grandiosos han pasado a mejor vida junto con los años de la bonanza económica y el liderazgo del euro como moneda de cambio global.
La factura de las colecciones de Costura de Dior son siempre perfectas, la presentación, el maquillaje, los peinados, los complementos, los zapatos siempre son impactantes y lo mejor de todo un caldo de cultiuvo que alimenta las estupendas colecciones de prêt à porter y especiales de marroquinería con las que cada dos por tres la Casa Dior deleita a sus fans aunque esta vez no ha habido ni un sólo lugar para los bolsos, sólo para los elegantes guantes de color hasta unos centímetros por debajo del codo.
Esto es la propuesta de Galliano para el próximo otoño, ¿conseguirá vestir a las mujeres de rabiosos colores en pleno mes de enero? probablemente no, pero no porque sus clientas vayan a rechazarlo sino porque antes de que lleguen las nieves y los fríos ya les habrá ofrecido otra inmejorable colección para que ellas, afortunadas, huyan del frío a paradisiacas islas envueltas en caftanes de gasa estampada. Además esto ya no está en manos de él sino de los retailers que son quienes deciden qué colores dominarán el otoño....ahora que lo pienso, las colecciones de invierno ya están las tiendas enmarcadas bajo un cartelón de
"Nueva Colección", así que la suerte está echada
. O como decía
Rachel Bilson : Alea jacta est. Era la Bilson la que decía esto no?.