martes, 11 de noviembre de 2008

Cocooning.

La tendencia entre las celebridades en estos tiempos es dejar de lado las alfombras rojas, los vestidos maravillosos y los viajes en jet privado para ir a Tokio de compras, para centrarse en pequeñas cosas que les proporcionan la suficiente serotonina para ser un poquito feliz. Unas hacen punto y otras cerámica. El fenómeno se llama cocooning.


Ya sé, no os equivoquéis, que ni vosotros ni yo somos celebridades ni estrellas mediáticas, pero creo que es un fenómeno que debemos extrapolar hacia nosotros mismos, empezar a disfrutar de pequeñas cosas sin necesidad de gastarse todo el sueldo en unas gafas, unos zapatos o cualquier otra fruslería para querer llegar a rozar un mundo (el del lujo) que nos es ajeno y nos genera unas frustraciones terribles.

A veces buscamos que las cosas nos proporcionen sentimientos que las personas no nos dan y por el camino dejamos mucho esfuerzo y mucha autoestima. Es ahora, en estos tiempos de la gran C, cuando tenemos todos la oportunidad de explorarnos interiormente (no seáis cerdos que no van por ahí los tiros) y estar a gusto con uno mismo.


Esta gran C nos va a dar una lección a todos de sobriedad , austeridad y nos va a estimular para que echemos a volar nuestra imaginación y con los elementos que ya tenemos nos hagamos nuestros propios estilismos, ya sea como dice el gran Pilgrim, dándole una vuelta al bajo de los pantalones o combinando nuestra ropa para que parezca nueva.

Este periodo de democratización del lujo que hemos vivido en España los últimos diez años toca a su fin, el lujo ahora es mas inalcanzable que nunca y los ricos, los de verdad, se frotan las manos para que ninguno del resto de los mortales podamos ni siquiera rozar un bolso de Louis Vuitton.

La tendencia ha cambiado, es mas importante vivir que vestirse bien, ahora mas que nunca los trapos no son importantes, lo importante es la actitud con la que vistes no lo que vistes, ni las marcas ni los logos son ya parte de nuestro ropero. No nos queda otra opción que hacer como el resto de Europa, comprar ropa ha pasado a un segundo plano, lo importante es vivir, viajar, alimentarse y querer a los que te rodean, no querer por lo que se tiene sino querer por lo que eres.

No me llaméis hereje, la moda sigue interesándome, por supuesto, es el centro de mi vida pero ha llegado el momento de tomar distancia y verla como un negocio del que ninguno de nosotros formamos parte, eso si que va a ser interesante...mucho.