martes, 2 de diciembre de 2008

There's no place like home.

Recién llegado de viaje , después de leeros y poner al día la casa (ODIO LIMPIAR) he estado reflexionando sobre el vestir, sobre lo que nos ponemos a diario para salir a la calle y sobre las reacciones de la gente ante los atuendos de cada uno. Se supone que España es paleta y reaccionaria en cuanto a indumentaria avant garde. Pues se me ha caído el mito, y es que en este ultimo viaje con la infame Pescaílla he descubierto que en Europa también hay núcleos de paletismos, qué pena!.


Resulta que la Pescaílla y servidor nos arreglamos hata para bajar a tirar la basura (TAMBIÉN ODIO TIRAR LA BASURA) yo lo considero una obligación hacia los demás, me parece de muy mal gusto salir a la calle desaliñado y sin peinar (si eres Perroflauta, Boho, Grunge, Bobo o Amy Winehouse lo perdono si hay un leve atisbo de actitud).

La Pescaílla y yo después de una dura (para nada) jornada de trabajo subimos a nuestras habitaciones de hotel para arreglarnos y bajar a cenar al restaurante. Los estilismo en mi (para nada) modesta opinión no eran nada del otro jueves, yo sólo llevaba camisa blanca, americana de terciopelo ribeteada en satén, una pajarita de punto de Sonia Rykiel, vaquero (muy) ancho y botas negras. La Pesca llevaba un vestido corto negro, medias negras, botines de tachuelas y bomber de lentejuelas, creo que no es para tanto.

Cuando entras en una habitación y una cabeza se gira para mirarte ya vale la pena haber estado diez minutos para decidir qué ponerte esa noche, cuando entras en una habitación y todas (TODAS) las cabezas de la habitación se giran en bloque y se dan codazos es una muy mala señal y da mucha vergüenza.


La Pesca, porque no tiene conocimiento ni raciocinio, le da igual llamar la atención de forma involuntaria, yo, que me considero vergonzoso y tímido, me pregunto cómo han tenido que pasarlas gente como Isabella Blow, Anna Piaggi o Roberto Enríquez entre otros para vivir como han querido y para vestir como les ha dado la gana porque estas cosas, a la larga y de forma inconsciente, pesan a la hora de elegir qué te vas a poner. Me pregunto cómo habrán aguantado las risas ahogadas, los comentarios y otras cosas.

Durante unos instantes, esta mañana antes de salir, he dudado de mi atuendo y no me lo he permitido, me lo he puesto todo, incluso gafas de sol XXL, pese a la lluvia, para no volverme un cobarde.

VIVA EL MAXIMALISMO Y LA LIBERTAD!.