LA BODA.

No chatas no, ni soñeis que vaya a hablar de nuestra boda, eso pertenece a nuestra vida privada y no quiero que sirva para que luego me ataquen (versión oficial) mi hombre no me deja contar aquí nuestra boda (versión real).

Las bodas aquí en España son lo que son , las bodas de nuestros amigos y familiares son lo que son, siempre va gente fatal vestida (incluso las novias) y gente que va muy propia a estos eventos, después tenemos las bodas nacionales-via-Hola!, de rancio abolengo o entre modeluquis y futbolistas o toreros y socialités, la verdad es que éstas están bien porque nos animan la semana y es nuestra red carpet patria, la mitad de las invitadas van vestidas de prestado de showroom pero nos permite la posibilidad de ver a gente vestida de forma elegante, luego están las bodas de infantas y de heredero al trono, éstas molan porque como van muchos políticos es intresante a ver cómo se las apañan sus mujeres y si vienen Carlos Felipe de Suecia junior o Margarita de Dinamarca,y por supuesto Supercarolina pues ya merece la pena prestarles un poco de atención.

Pero yo de las bodas que quiero hablar son las de ricos ricos, de la boda de Melania Knaus y Donald Trump o la que ilustra el post de hoy, la boda de Lauren Davis y Andrés Santo Domingo, eso es una boda y lo demás son bodorrios.

Para empezar la crónica de esta boda sale en Vogue Usa fotografiada por Althur Elgorth en un impresionante reportaje a todo color, la novia vestía de Olivier Theyskens, es decir de Nina Ricci (sigue diseñando para ellos verdad?) un vestido de seda brocado por la casa Lesage (800 horas de bordado) muy volumino con una capa impresionante a modo de abrigo con el mismo bordado.

Lauren trabaja en Vogue y se parece mucho a Carolyn Bessette Kennedy, rubia, flaca de piel transparente y rasgos caucásicos. El novio es feo pero está forrado, es tío de la novia de Andrea Casiraghy y creo que salió un tiempo con Eugenia Silva o con algun pariente suyo. La boda fue en Cartagena, Colombia, había mas de 500 invitados y un mogollon impresionante de vestidos increibles, todos invitados a una especie de minivaciones por los novios. La novia llevaba nueve madrinas cada una vestida de puta madre.

Es genial porque Olivier diseñó un segundo vestido para despues de la ceremonia y del convite, este es palabra de honor y de silueta de sirena, a las dos de la madrugada el propio Oliver le cortó el vestido realizada completamente con plumas por medio muslo y la verdad que le quedó espectacular.

Los invitados iban desde Marguerita Missoni hasta Tilsey Mortimer, desde toda la plantilla de Vogue hasta Lázaro Hernández o Ivanka Trump. Poderío de boda en la que la novia viajó mas de tres veces a París para las pruebas del vestido, poderío de boda donde las camareras vestían de forma tradicional colombiana, poderío de boda en la que dos helicópteros vigilaban a los invitados desde el aire ante la aamenaza de los narcos de secuestrar a algun invitado ilustre.

Y claro las bodas de los demás a mi ya me parecen un aburrimiento y una falta de glamour y de todo.