miércoles, 7 de mayo de 2008

MUJERES DE 50 QUE APARENTAN 20 (sólo por detrás).


Me fascina Ana Obregón, ya sé que suena fatal, no es que me gusta cómo viste o su imagen pública o como actriz-guionista o wathever, me fascina que se comporte como una starlett de veinte años teniendo cincuenta. Ana le ha enseñado a las españolas que hay vida después de los 40 años, Tina Turner se lo enseñó al mundo pero la Obregón se lo ha enseñado a España.
Y es que hay un mogollón de mujeres ya entradas en años por las calles de las ciudades que no renuncian a ser sexys, la mayoría de ellas tienen pasado como camareras o funcionarias del estado, todas ellas arrastran mechas de cuando tenían veinte años y transtornos alimenticios de cuando tuvieron su hijo, al que llaman el niño y a su ex-marido el padre de la criatura, son una generación de divorciadas, que están todavía muy bien, que no renuncian a tener una segunda oportunidad en la vida, ya no son unas adolescentes, lo saben, y lo que es peor, saben que hay un montón de hombres por ahí sueltos, también divorciados y con hijos, con los que practican esta cosa tan moderna del dating americano, es decir, quedan entre ellos, salen a cenar, al cine e incluso de casa rural con los hijos de ambos, para que se conozcan.

Ellas van siempre de peluquería, rubísimas, con las puntas hacia afuera, delgadas, se calzan tacones a diario, se microtatuan el maquillaje en labios y ojos, así no pierden tiempo, lucen , también a diario escote con megatetas, vaqueros ajustadísimos y gafas de pasta de colores, son un personaje de Camara Café, llevan botas blancas, y se pasan por Bershka porque entran en esas tallas enanas, llevan cinturones anchos debajo de las tetas, cadenas y bolsos enormes siempre blancos, lucen sin rubor, leggins con botas de montar, y unos culos estupendos ya que descubrieron después del parto el gimnasio y los masajes. Arrasan en Blanco, tienen zapatos de salón blancos, rojos y negros, peep toes verdes y rojos y mogollon de vestidos de estampados de flores palabra de honor con refajo de tul con un cinturón de charol a juego, se saben de memoria los capítulos de Sex anthe City y su heroína es Samantha Jones, hablan de sus antiguos rollos y de aquella vez que se enrollaron con el monitor de 28 años del gimnasio que estaba muy bueno pero que la tenía pequeña, ninguna tiene pegas en hablar de sexo, de pollas y de vibradores y ya no pasan por fingir un orgasmo, los exigen, igual que exigen a su marido que lleve al niño al psicólogo.
Sus hijos tienen gafas de ver, problemas en los dientes, estomacales, de comportamiento y en los pies, se mean en la cama y sus padres los odian por mariconas y débiles.

Tienen la cara destrozada de sufrir y de fumar, éstas habían dejado de cuidarse la piel cuando se casaron así que entre los uvas y el sufrimiento por el divorcio, las visitas programadas del niño a su ex y la mala alimentación necesitan un tratamiento de dermoabrasión mas que yo esa cazadora de Gucci que está al caer vía UPS.

La verdad que estas chicas me encantan porque caminas detras de ellas por cualquier calle y te crees que por detrás son una chica de veinte años muy sofisticadas, cuando se dan la vuelta y te muestran sus arrugas de expresión y esas caras de pena poniéndole una sonrisa a la vida que nunca planearon que fuera así, a mi me produce mucha ternura, no pena, ternura, me parece una cosa muy moderna y un termómetro social de cómo avanza el país. Las madres divorciadas de mis amigos se quedaron sentadas en sus casas esperando la pensión de sus maridos y viendo la vida pasar con sus penurias porque no hicieron nada para cambiar su vida post-divorcio, a esta generación nadie les enseñó a trabajar sino a ser eternas señoras, grandes anfitrionas y a estar siempre perfectas, estas no llaman a sus ex el padre de los niños, estas los llaman el ijoputa o el pitopaúsico o cosas peores. Me parece genial que estas madres nuevas, con sus trabajos y su recién adquirida independencia sigan adelante, me encantan.

13 comentarios:

Mónica dijo...

Es genial que hayamos evolucionado y no nos quedemos en casa estancadas, pero sinceramente, yo espero haber madurado lo suficiente como para no comprar en Blanco a los 50.

saludos;)!

Andrea Martínez Maugard dijo...

Estas señoras también me enferman Lucio, más que nada porque son tan perfectas que me da hasta envidia, pero claro, uno ya sabe que el bisturí anduvo por ahí

Gratistotal dijo...

Estoy con alterego, si con 50 tengo que ir a Blanco a comprarme la ropa nada de lo que haya hecho merecerá la pena!

Gratistotal dijo...

uy alterego no, atelier!

Plutónico dijo...

Tienes un ritmo demasiado trepidante para mi. Con lo único que me he quedado es que estás esperando una cazadora de Gucci que te has pillao por internet.

Queremos, necesitamos y exigimos foto ya. Pero ya, ya!

alterego dijo...

Ana Obregón?
Ana Obregón?
Qué grande.

Miss at la Playa dijo...

antes temía el asilo, ahora temo ir a comprar a blanco con 60 años. Nunca!

Otto Más dijo...

Pues a mi me dan mucha manía, que lo sepas, y no les encuentro la gracia ni de espaldas ni de frente... Ecs ecs, siempre tan requemadas!

Di dijo...

Ole ellas y ole tú Lucio por este homenaje, y que compren ellas en Blanco porque a mi allí seguro que no me pillan y esa gentiña que trabaja allí también son de Dior y necesitan comer y esas cosas tan vulgares como pagar la hipoteca.

Besos y ya nos contarás mejor eso de la cazadora de Gucci

Trapiello dijo...

A mi me parece genial,hay modelitos que se pone ella que yo con mi barriga no podria!!!

Laia dijo...

Pues mira sí,sí, y sí, todo lo que sea liberarse y no pasarse el resto de vida lamentandose de un fracaso matrimonial, me parece digno de alabanza. Si para ello hay que subirse las tetas, estirarse la piel, ponerse palabras de honor a todas horas para gritarle al mundo que una no es pelleja, y vivir drogada por la oxigenada de veinte o de treinta (volumenes, se entiende), bienvenido sea. beso!

Holly Golightly dijo...

Mi madre también me saquea el armario.

Ay Dios, ay Dios... :)

The Pilgrim dijo...

Uf, en mi trabajo hay unas cuántes de esas... madre mía, qué escotes!
Otro gran post (que conste que te sigo desde este semi-retiro en el que estoy)