martes, 23 de diciembre de 2008

New Year's resolutions. Vol.2.(En directo desde el infierno).

Corazones, me voy a pasar unos días fuera, ahora que me han disparado (como a Warhol) escribiré, cuando regrese, desde el mismísimo Averno, mis malvadas tías me reclaman y un año mas caigo en la tentación de pasar estas entrañables fiestas con ellas, me esperan comidas copiosas, bebidas espumosas, mucho dulce y una depresión post navideña de aguantar a semejante par de impresentables, algún día os hablaré de ellas (el día que me haga con un bote de cianuro).



Mis propósitos de Año Nuevo casi que son los mismos que el año pasado aunque con pequeñas variaciones que afectan a mi dieta y a mi cuenta bancaria. Me he prometido tomar sólo Aquarius en al menos dos comidas al día y empezar, otra vez, a comer cosas que sepan bien al masticarlas y que sean de algún color, por ejemplo verde. También me he prometido a mi mismo dejar de coger taxis como si tuviera acciones en la empresa del ramo, dejar de subirme borracho y con hipo e intentar que el taxista me entienda, a la primera, la dirección que le digo, todo un desafío.



En cuanto a ropa y complementos he decidido dejar de practicar el cocooning, esa nueva onda que consiste en disfrutar de las cosas que uno tiene, no de las que quiere comprar, y regalarme una vez cada dos meses un complemento alucinante, duradero en el tiempo, uno del que no me aburra a los dos días ni me saque la lengua desde el armario mientras me dice: "te he costado un potosí y no me utilizas".


También me he prometido regalarme vida privada, que por lo visto consiste en llegar a casa y que alguien se preocupe por ti, en salir de vez en cuando al cine o al teatro, en compartir experiencias y problemas y en lo mas importante en follar, me he prometido follar mucho en el 2009, lo intentaré, espero que con gente medio conocida, que los desconocidos me dan mucha pereza.


Había pensado hacerme bohemio burgués este año, venderlo todo, romper las tarjetas y el portátil, y volver a la tierra, alquilarme una casita en el campo, criar pollos y patos, pasearme por ahí en botas y pantalones de pana anchota e incluso no peinarme. He deshechado la idea porque los pollos y los patos me dan miedo, la tierra así en general me da como grima ¿y la pana? la pana me aterra, quién me vería en el campo lloriquear con las botas manchadas de barro y sobre todo cortando leña para la chimenea...ufff!.


Eso es todo lo que me he prometido para este nuevo año, no me puedo quejar de nada de trabajo, bueno si, que trabajo mogollón, pero sarna con gusto...

Hasta pronto.