La propia Miuccia viste con ropa de su firma, sus total looks cien por cien Prada consiguen que funcionen en un cuerpo que para nada es perfecto. La señora Bertelli no tiene unas bonitas piernas, ni un cuerpo estupendo, de hecho su pelo parece no haber pasado en su vida por una peluquería y su cara...su cara es la cara de una señora de cincuenta y pico años, narizona y con pinta de mamma italiana dominante.
Siempre me fijo en la ropa que viste al final de sus desfiles y en sus apariciones públicas, me llama mucho la atención cómo le puede sentar bien unas sandalias marrones de plataformas con unos calcetines grises, una falda de tablas de napa negra y una blusa blanca atada hasta el ultimo botón al mas puro estilo Steve Urkle.
A priori este estilismo que leéis puede tirar para atrás a cualquier mujer con dos dedos de frente pero en ella funcionan estupendamente bien y las señoras con un alto poder adquisitivo os aseguro que se fijan muy mucho en estas pequeñas cosas. Muchas querrán ser diosas al mas puro estilo Versace pero a los cincuenta resulta patético intentar parecer una niña de veinte sobre todo cuando ni siquiera su propia creadora aguanta ese estilismo de apreturas, aberturas y drapeados. Creo que el éxito de Marni, Prada y Jil Sander en su momento es a parte del talento de sus creadores, la propuesta real, absolutamente real, de la ropa, vestidos de día que favorecen sin ceñir, faldas que se colocan en su sitio, cardigans de punto que abrigan y abrigos ligeros que son como mantas.
Prada es absolutamente joven que no juvenil y se apoya en elementos clásicos pero no en lo que entendemos por clasicismo de un traje de chaqueta inventado hace cincuenta años, porque ahora las mujeres prefieren vestir una blusa con una falda y unas sandalias aunque sea para trabajar. Y es que nadie mejor que Miuccia sabe que para lucir elegante no hacen falta estridencias sólo unos buenos zapatos de tacón.
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